El médico y biólogo, Jean Seignalet, Director durante más de 30 años del departamento de trasplantes del Hospital de Montpellier (Francia), llegó a estudiar a fondo la aplicación de dietas especiales para estimular el sistema autoinmune en enfermedades autoinmunes (valga la redundancia).
En su libro "L´Alimentation ou la Troisième Médecine" (La Alimentación, la Tercera Medicina), expone las bases de una dieta sana, preventiva y curativa para muchas enfermedades, entre ellas --adivinen: la enfermedad del vitíligo.
La propuesta de Jean Seignalet se basa en la idea de que algunos alimentos ha sido modificados, mientras que nuestro sistema digestivo no lo ha hecho. La alteración genética provocada por la agricultura o la cocción a altas temperaturas (que modifica la estructura de las proteínas), resulta en que las proteínas que ingerimos pueden no ser digeridas por completo, lo que altera el equilibrio de la flora intestinal, pasando a una flora de putrefacción (no fisiológica), lo que genera toxinas que son absorbidas y alteran nuestro organismo, sea por la eliminación del exceso de toxinas o el cúmulo de estas en nuestros órganos. En el caso de las enfermedades autoinmunes, como el vitíligo, la estimulación del sistema inmune puede ser causada por proteínas extrañas.
Por consiguiente, una dieta saludable es aquella en que se ingieren alimentos que no han sido modificados (totalmente asimilables).
De esta manera se prohíbe el consumo de cereales modernos, por las mutaciones que estos han sufrido a lo largo del tiempo (v.gr. El trigo moderno tiene 21-23 cromosomas, cuando solía tener 7). Entonces, partamos eliminando del menú todo aquello que contiene trigo: el pan, pastas, etc. y de paso la espelta, el kamut, la cebada, el centeno y la avena. El maíz tampoco se salva, considerando que antiguamente éste no llegaba a medir más de medio metro, mientras que ahora alcanza unos gloriosos y peligrosos tres metros --alterado, muy alterado.
El almidón de maíz y de trigo sí están permitidos, debido a que no contienen proteínas si están purificados.
El arroz lo podemos consumir sin mayores prejuicios, ya que, para el Doctor Jean Seignalet éste ha mantenido su forma ancestral intacta. De la misma manera el trigo sarraceno y -probablemente- el sésamo pasan la prueba de tolerancia.
Cereales como el sorgo, amaranto y la quínoa, al no ser cultivados de forma masiva, difícilmente podrían resultar nocivos para la salud, de manera que los ponemos en nuestra lista blanca.
Se prohíbe la leche animal (de vaca, cabra... hasta de burra), siendo la única leche aceptable la de nuestra propia especie y sólo en época de lactancia, debido a que la proteína principal de la leche, la caseína, es difícil de digerir en su totalidad. Los derivados de la leche (v.gr. Queso) también son prohibitivos. Lácteos vegetales son permitidos (v.gr. Leche de soja, almedras, etc.).
La carne, el pescado y los huevos deben ser consumidos de preferencia crudos o con un mínimo de cocción. Los embutidos crudos -curiosamente- están permitidos (v.gr. Jamón serrano, chorizo, salami, etc.). Los mariscos están permitidos y si se comen crudos tanto mejor.
Frutas y verduras deben ser consumidas en gran cantidad, lo mismo con las legumbres donde se permite como excepción su cocción en olla a presión. Los frutos secos (v.gr. Higos, almendras, avellanas, etc.) también son recomendados pero siempre crudos, nunca tostados.
La miel y el polen son altamente recomendados. También los granos germinados de leguminosas (v.gr. Soja, lentejas, etc.).
El chocolate debe ser negro, biológico y con azúcar integral. En general el azúcar blanco debe ser reemplazado por el azúcar integral, que es más rico en vitaminas y minerales.
El aceite de oliva (que contiene ácidos grasos monoinsaturados), de nuez, soja y colza (ricos en ácidos alfa linolénico), los aceites de onagra y borraja (que contienen ácido beta linolénico), son todos recomendables. No hay aceites malos siempre que sea virgen y extraído de primera presión en frío.
Todos los condimentos están autorizados, en el caso de la sal, se recomienda que la sal no sea refinada sino sal completa.
Las bebidas ricas en azúcar no son recomendadas. Salvo la deliciosa cerveza (que por contener proteínas de la cebada está prohibida), las bebidas alcohólicas no tienen contraindicaciones. Son "tolerados" el té y el café, y se recomienda el consumo de achicoria.
Si los alimentos deben ser cocinados, tratar de hacerlo a vapor dulce y no a más de 100° C su cocción, con el fin de evitar mutágenos, células de Maillard e isómeros, que en definitiva generan toxinas.
El Doctor Jean Seignalet falleció el año 2003 y aún se discute mucho sobre sus libros, unos los apoyan y a otros les parece un tanto extremistas sus métodos.
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